¡PARA TENER EL CUERPO QUE SIEMPRE HAS QUERIDO!

Ya sabemos... has probado todas las dietas que existen,todas las pastillas,todos los geles,las cremas,los aparatos para hacer ejercicio...en fin...todo lo que te promete bajar de peso y tener esa figura que siempre soñaste...pero al final...nada de esto ha funcionado...te suena conocido? Puedes seguir intentandolo o puedes,por fin,hacer tu sueño realidad...la verdad es que es dificil que alguien te diga la verdad de por que no has bajado de peso...en esta página no solo encontrarás cosas que nadie te habia dicho sino que si despues de leer todo esto hacemos que confies en nosotros, te pedimos que nos escribas para obtener asesorías gratuitas,nos conozcas mejor y puedas tener el cuerpo que siempre has deseado.

Es una promesa!!!!

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lunes, 13 de agosto de 2012

CARTA DE DERECHOS DEL PACIENTE OBESO (Así es!! puedes exigir a tus especialistas!!)

Estamos dando conferencias gratuitas en empresas y escuelas en el D.F. para evitar la obesidad...y no te diremos que tomes agua,comas frutas y verduras y hagas ejercicio...la información que te daremos salvará tu vida y la de tu familia...te sorprenderás con lo que aquí te diremos!!!
Si quieres que te visitemos escíbenos a obesidadcero@hotmail.com


No es muy conocida pero los pacientes con obesidad cuentan con una declaración de derechos que les asiste, o que debieran asistirles más bien, al menos en los Estados Unidos.
Esta “carta magna” del paciente obeso está confeccionada por la Asociación Americana para el Tratamiento de la Obesidad (American Obesity Treatement Association-AOTA-) y el cumplimiento de estos derechos no tiene el carácter, ni mucho menos, de obligatorio, lo que es una pena.

Pero quizá sí que sirva a los pacientes con problemas de obesidad para saber distinguir quién le está proporcionando un servicio o tratamiento ético, aunque yo diría normal y esperable, y quién no.
La carta de derechos del paciente obeso según la AOTA recoge estos 14 artículos:

1. Los pacientes tienen el derecho a ser tratados con respeto y dignidad en todo momento.

2. Los pacientes tienen el derecho a conocer todas las opciones que hay para el tratamiento de su caso y el grado de efectividad real de dichas posibilidades.

3. Los pacientes tienen el derecho a ser informados de que el sobrepeso y/o la obesidad son enfermedades que implican un riesgo conocido para la salud.

4. Los pacientes tienen el derecho a saber que la obesidad es una enfermedad crónica cuyo tratamiento requiere un esfuerzo personal y continuado, y que con mucha probabilidad, conlleve cambios de estilo de vida, actividad física y alimentación de por vida.

5. Los pacientes tienen el derecho a estar informados de que las pérdidas rápidas de peso tienen el riesgo asociado de poder causar graves problemas de salud.

6. Los pacientes tienen el derecho a saber cuál es el coste económico previsto y la duración de los servicios prestados derivados de su tratamiento.

7. Los pacientes tienen el derecho de poder reconocer y comprobar las credenciales académicas del profesional [sanitario, se entiende] que le atiende.

8. Los pacientes tienen el derecho a preservar la confidencialidad de su caso y, por tanto, todos los implicados (el centro hospitalario, profesionales sanitarios y resto del personal relacionado) velarán por mantener la correspondiente discreción.

9. Los pacientes tienen el derecho a conocer si el personal sanitario o el centro de salud en el que se le atiende tienen relaciones con terceros que puedan influir en su tratamiento y cuidado. Estas relaciones podrían estar establecidas, por ejemplo, con instituciones educativas, otros centros de salud o bien con proveedores de algún producto.

10. Los profesionales tienen el deber de mantenerse debidamente actualizados tanto en cuanto a los más recientes avances en la investigación de la obesidad, como en las mejores prácticas relacionadas con su profesión.

11. Los profesionales tienen el deber de evaluar previamente el estado de salud psicosomático de cada paciente antes de la prestación de sus servicios.

12. Los profesionales tienen el deber de aconsejar a cada paciente sobre aquellas metas que sean realistas para bajar de peso, los plazos para alcanzar esos objetivos, así como la dieta, ejercicio y cambios de comportamiento necesarios para mantener la pérdida de peso y alcanzar los beneficios asociados para la salud.

13. Los profesionales deberán mirar siempre en favor de los intereses de sus pacientes y no recomendar o promover el uso de otros productos o servicios de los que no pueda esperarse un resultado eficaz. En el caso de usar los datos del paciente en la participación de un estudio, deberán informar al paciente, y si es el caso, de la posibilidad de participar en un estudio experimental, y obtener en todo caso su consentimiento informado.

14. Los profesionales deberán informar a los pacientes de esta Declaración de Derechos como un miembro de la AOTA y su adhesión a la misma*.

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No se deje engañar, y si bien no va a poder exigirlos a todos los “profesionales” que se dedican a este muchas veces turbio negocio, busque el verdadero profesional que sí sea capaz de cumplirlos sin la necesidad de que usted se los tenga que exigir.

jueves, 2 de agosto de 2012

LA OBESIDAD Y TU PIEL:OTRA RAZÓN DE PESO PARA REBAJAR LOS KILOS DE MÁS

Estamos dando conferencias gratuitas en empresas y escuelas en el D.F. para evitar la obesidad...y no te diremos que tomes agua,comas frutas y verduras y hagas ejercicio...la información que te daremos salvará tu vida y la de tu familia...te sorprenderás con lo que aquí te diremos!!!
Si quieres que te visitemos escíbenos a obesidadcero@hotmail.com

Vivimos bombardeados de artículos y noticias sobre el alarmante aumento de la obesidad de la población en todo el mundo, y no es para menos, pues las más recientes estadísticas locales sugieren que más de dos terceras partes de la población es obesa o está en sobrepeso. Tanto grandes como chicos necesitan rebajar.

Habitualmente, los profesionales de la salud hablamos sobre las relaciones más temidas y discutidas de la obesidad, es decir, los riesgos de presión alta, alteraciones de colesterol y otros lípidos, síndrome metabólico, infartos, derrames cerebrales, diabetes mellitus y hasta algunos tipos de cáncer.
Sin embargo, el aumento en el índice de masa corporal se asocia con un sinfín de problemas cutáneos que, aunque de menor envergadura por no reflejarse en la tasa de mortalidad, crean muchísimos problemas de calidad de vida para quienes los padecen. A continuación, algunos de estos:


La conexión insulina
La manifestación cutánea más frecuente en los obesos es la llamada acantosis nigricans (AN). Esta consiste de áreas oscuras y aterciopeladas con acentuación de los pliegues o líneas de la piel, que suelen aparecer en el cuello, las axilas y la entrepierna. En casos más severos, puede notarse en los codos, los nudillos y hasta en la cara. A menudo, va acompañada de la presencia de numerosos pólipos o colgalejos (“tetitos”) color piel o marrón.

¿Qué tiene que ver todo esto con la insulina? Para empezar, la insulina es una hormona que se produce en el páncreas y que hace mucho más que meramente mantener un nivel normal de glucosa sanguínea.

En palabras muy simples, esta hormona, secretada tan pronto como sube el nivel de glucosa sanguínea al ingerir nutrientes, controla el transporte de glucosa y aminoácidos (“ladrillos” que forman las proteínas) dentro de las células. Hace que el hígado y los músculos capten la glucosa y la conviertan en glucógeno para almacenamiento y uso posterior.

La insulina estimula al tejido adiposo a que almacene el exceso de hidratos de carbono como grasa, para uso posterior como fuente de energía, en momentos de ayuno prolongado. Aunque la fisiología de todo esto es sumamente compleja, el resultado neto es que la glucosa y otros nutrientes se introducen en la célula y desaparecen de la sangre, con lo que el nivel de glucosa en sangre recupera su normalidad.

Muchos obesos desarrollan resistencia a la insulina, es decir, requieren producir cada vez mayores niveles de esta para un funcionamiento adecuado y, a la larga, terminan teniendo diabetes mellitus tipo 2, cuando su páncreas ya no logra producir la suficiente insulina. Estas personas tienen niveles elevados de insulina en ayunas, que son los que fomentan la acantosis nigricans. Podría decirse que aquellos obesos con estos cambios de acantosis nigricans, que son más notables y frecuentes en personas de tez más oscura, van dirigidos a desarrollar diabetes tarde o temprano, pues la resistencia a insulina es una especie de estado prediabético.

En el caso de la mujer, los aumentos en insulina, que no siempre van ligados a obesidad, pueden alterar la función de los ovarios y las glándulas adrenales, lo que provoca un grupo de manifestaciones que, en conjunto, llamamos síndrome de ovarios poliquísticos.

Este grupo de mujeres, que no siempre tienen quistes en sus ovarios ni muestran todas las características del síndrome, pueden presentar problemas de falta de ovulación, menstruaciones irregulares, diversos grados de infertilidad, alteraciones en el patrón de lípidos sanguíneos y en la piel, presentan hirsutismo (aumento de vello facial y corporal), así como acné. Estas últimas características son provocadas por un relativo aumento en las hormonas masculinizantes, inducido por los niveles elevados de insulina, que interfiere con la fabricación equilibrada de varias de las hormonas que regulan el ciclo menstrual.

Más aún, hay alguna evidencia que los propios niveles elevados de insulina tienden a estimular directamente el folículo o unidad pilo sebácea y a inducir un aumento de sebo y el exceso de vello.

Otras manifestaciones cutáneas

Aunque no se conocen todos los detalles de por qué se forman las estrías, sabemos que las personas gruesas, especialmente durante tiempo prolongado, suelen tener mayor incidencia de ellas. Se sabe que hay factores genéticos y hormonales involucrados en esto.
Otro hallazgo común en los obesos es la queratosis pilaris, que, además, suele verse en personas alérgicas. En esta condición, se observan numerosos y diminutos taponcitos ásperos color piel o rosados, particularmente en las partes laterales de los brazos, los muslos y las caderas. No suele haber mayores síntomas, fuera de lo desagradable que a muchos les resulta sentir lo que describen como un “guayo”.

Los obesos, con o sin diabetes tipo 2, suelen tener mayor frecuencia de problemas de insuficiencia venosa en las piernas. Se postula que el aumento en la presión abdominal interfiere con el retorno venoso de las extremidades inferiores y provoca distensión de las venas. Esto, a su vez, provoca que se escape o filtre suero y algunos glóbulos rojos fuera de las venas, lo que va provocando un proceso inflamatorio que termina produciendo endurecimiento de la piel de las piernas y manchas diminutas color marrón, en especial, en el área de los tobillos.

En casos más avanzados, se producen úlceras, habitualmente en la cara interna de los tobillos y el final de la pierna. Aunque hay personas delgadas con problemas venosos, los obesos tienden a tener mayor riesgo de ulceración. Además, al haber más presión sobre la planta del pie, la obesidad se asocia con un mayor índice de callosidades, especialmente en forma de herradura, en el talón.

Aunque no hay una relación tan directa de causa y efecto, el aumento en el índice de masa corporal puede agravar o aumentar la frecuencia de infecciones comunes de la piel. El aumento en fricción y calor en los pliegues abdominales, la entrepierna y entre los dedos de los pies crea sudoración, maceración del tejido, irritación y un entorno ideal para el desarrollo de infecciones bacterianas, así como por hongos comunes, como candidiasis y dermatofitos.

Algunas infecciones bacterianas pueden ser relativamente leves, como foliculitis o abscesos, pero en obesos diabéticos o en obesidad mórbida, algunas infecciones pueden ser agresivas y requerir hospitalización, intervención quirúrgica y, en ocasiones, terminar en amputaciones, sepsis (septicemia) y riesgo de muerte.

Por último, hay mayor frecuencia en obesos de una enfermedad no infecciosa llamada hidradenitis supurativa, que ocurre en áreas como las axilas, los glúteos, la entrepierna y debajo de los senos. Estas lesiones purulentas, que muchos llaman golondrinos, duelen, se inflaman, supuran, crean cicatrices, fístulas y pueden hacer la vida realmente miserable.

Muchos de los problemas mencionados, incluyendo los cardiovasculares y otros, se pueden mejorar muchísimo con solo bajar de peso. Motívate y consulta con tu médico primario para que te evalúe y determine una dieta apropiada, así como un programa de ejercicio, según permita tu salud en general. Todo dermatólogo debe poder ayudarte con cualquiera de estos problemas, así como orientarte sobre cómo prevenirlos o cómo intervenir temprano para evitar complicaciones.