¡PARA TENER EL CUERPO QUE SIEMPRE HAS QUERIDO!

Ya sabemos... has probado todas las dietas que existen,todas las pastillas,todos los geles,las cremas,los aparatos para hacer ejercicio...en fin...todo lo que te promete bajar de peso y tener esa figura que siempre soñaste...pero al final...nada de esto ha funcionado...te suena conocido? Puedes seguir intentandolo o puedes,por fin,hacer tu sueño realidad...la verdad es que es dificil que alguien te diga la verdad de por que no has bajado de peso...en esta página no solo encontrarás cosas que nadie te habia dicho sino que si despues de leer todo esto hacemos que confies en nosotros, te pedimos que nos escribas para obtener asesorías gratuitas,nos conozcas mejor y puedas tener el cuerpo que siempre has deseado.

Es una promesa!!!!

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viernes, 29 de octubre de 2010

¿Por qué nos gustan las grasas?

Estamos dando conferencias gratuitas en empresas y escuelas en el D.F. para evitar la obesidad...y no te diremos que tomes agua,comas frutas y verduras y hagas ejercicio...la información que te daremos salvará tu vida y la de tu familia...te sorprenderás con lo que aquí te diremos!!!
Si quieres que te visitemos escíbenos a obesidadcero@hotmail.com


¿Estás tratando de no volver a servirte una porción de helado o comer una segunda hamburguesa y no lo logra? La culpa podría ser de tu cerebro, que está siendo "manipulado" por ciertos alimentos grasos recientemente ingeridos.

Así parece indicarlo el resultado de un nuevo estudio realizado por profesionales del Southwestern Medical Center, en EE.UU.

Lo que encontraron los profesionales coordinados por Deborah Clegg es que ciertos componentes que se encuentran en las grasas de algunos alimentos comunes logran llegar, e influir, sobre el cerebro mucho antes de depositarse y "hacer crecer" las caderas o el abdomen.

Clegg y sus colegas sugieren que las moléculas de grasa de ciertos alimentos pueden alterar la química del cerebro en un período muy corto de tiempo, causando la supresión de las señales de apetito.

Para esta especialista y sus colegas, "una vez que las moléculas de grasas llegan al cerebro logran influir para que éste envíe mensajes bioquímicos a las células del cuerpo, de manera tal que estas anulen e ignoren la señal de alerta que les llega para disminuir el apetito y sentir la sensación de saciedad.

Esto es, las obliga a ignorar las señales que entregan dos hormonas relacionadas con la supresión del apetito y la regulación del peso: la leptina y la insulina.

Los investigadores también descubrieron que un tipo particular de grasas el ácido palmítico - es especialmente eficaz a la hora de desatar este mecanismo.

"Normalmente, nuestro cuerpo está preparado para decir cuando ya hemos comido lo suficiente y comenzar a sentir saciedad. Sin embargo cuando estamos comiendo algo rico, de alto contenido graso por ejemplo, no siempre ocurre" explicó Clegg en un trabajo científico publicado en la revista The Journal of Clinical Investigation.

Lo que hemos logrado demostrar en este estudio es que la química del cerebro de una persona puede alterarse en un período muy corto de tiempo. Nuestros resultados sugieren que cuando se come algo con alto contenido en grasas, el cerebro recibe una fuerte influencia por parte de los ácidos grasos, y se vuelven resistentes a la acción moderadora del apetito que genera la abundancia de insulina y leptina". Y resume: "En otras palabras, el cuerpo ya no recibe la señal de los transmisores cerebrales que le ordenan dejar de comer; por lo tanto se comienza comer en exceso.

En los experimentos en animales realizados por Clegg, el efecto dura aproximadamente tres días, lo que potencialmente explicaría por qué muchas personas afirman sentir más hambre los lunes cuando, posiblemente, ingirieron alguna comida de alto contenido graso el viernes o sábados.

Clegg también recordó que "el tipo de ácido graso que parecen causar la mayor influencia sobre el cerebro es el ácido palmítico, que se encuentra en productos derivados de la carne vacuna (hamburguesas, por ejemplo) y los lácteos tales como la manteca, el queso y la leche (materia prima básica de el helado, por ejemplo).